sábado, 12 de diciembre de 2015

Castillo que rápido se levanta, rápido cae.

En uno de mis posts publicados denominado "agarrarse a un clavo ardiendo" describía una truculenta relación sin sentido a la que intenté aferrarme hasta que finalmente me dieron la patada.

Después de aquello, lo que más mal me supo, es que la relación que empezaba Ariadna, la iba  a dejar peor de lo que estaba. 
Yo estaba convencido de que volvería a contactar conmigo. Y así ha sido. Aunque también pensé que lo haría mucho antes. Pobre chica.

Después de este tiempo, mi madurez personal ha evolucionado a una velocidad vertiginosa, en ocasiones me pregunto si no será un espejismo.

El caso es que contactó conmigo porque estaba agobiada, se sentía ridícula. Una vez más, se habían portado mal con ella, se fió demasiado, le tomaron el pelo y se aprovecharon de ella de una forma desmesurada.

No sabía como iba a ser el encuentro. Al cabo de estar un buen rato hablando, me preguntaba que intenté yo tener con esta persona.

Creo que ha sido mi experiencia de aprendizaje psicológico más importante. Sin ninguna duda, el cortar toda relación con Ariadna, fue un punto de inflexión en mi psique.
Que pena. Al rato de estar conversando, la miraba, y pensaba para mi mismo. "Es que no me aporta nada, no suma".

Ariadna, es guapa, muy guapa. 
Cuando conoces a alguien es inevitable que en lo primero que te fijas, o mejor dicho, lo primero que ves, es como es físicamente esa persona. Y eso seguramente fue lo que hizo que me enganchara a ella.
La primera vez que tuvimos sexo, no me lo creía. Un tipo normal como yo, que no llamo la atención para nada, que más bien paso desapercibido, que no soy de esos en los que se fijan las chicas a primera vista. Estaba teniendo una relación sexual con un pibonazo. 
En ese momento, se me pasó por la cabeza que no volvería a tener una relación sexual con una persona así, si no era pagando. Es verdad, se me pasó por la cabeza en ese momento.
Después también me di cuenta de que lo que esta persona quería era pegar un polvo esa noche, y daba igual con quien fuera. 

Ahora han cambiado las tornas, ella quizás es la que está buscándome y yo el que no quiere nada porque realmente no me suma, y solo estaré ahí como un amigo, como alguien que le pueda aconsejar, o dar su opinión. A día de hoy, tengo gente a mi alrededor que me suma mucho más que ella.
El día que nos vimos, pretendía que me quedara en su casa a dormir,  no lo hice. Pero no lo hice, no por ella, ni por mi. Lo hice por su hija, que estaba durmiendo en la habitación de al lado. Le expliqué que no era bueno que su hija viera que había pasado la noche allí. Que no puede permitirse que su hija vea cada dos por tres que su madre pasa la noche en casa con una persona distinta. Pobre chica.
En ocasiones, veo alguna película, que me llena de tal forma, que me gustaría que todo el mundo viera esa película. Ahora, me encuentro en un estado que daría lo que fuera porque todo el mundo se sintiera así.
En todo caso, mi relación con Ariadna no tiene recorrido. Seguramente, en breve encontrará a alguien, que con suerte, le engañará un poco menos que el anterior, o se aprovechará de ella durante un tiempo y luego la dejará, o la maltratará. 
Y en ese caso, si me necesita, ahí estaré para que se pueda desahogar, alguien que la escuche.
Todas sus relaciones han sido así. De ahí el patrón que me explicaba una amiga. Que siempre buscamos el mismo patrón de persona, aunque sea inconscientemente. Mi amigo Jorge B. también habla de ese tema en alguno de sus libros.

El tema de la pareja, no es encontrar tu media naranja. No somos medias naranjas. Somos naranjas enteras.
Y que el estar con alguien no sea por una necesidad, sea una opción.
Debemos ser felices nosotros solos, y a partir de ahí, si encontramos una persona que nos SUME y ambos decidimos compartir nuestra vida, bienvenida sea.
Prometo no dejar de hacer las cosas que me apetece hacer por nadie (espero en un futuro no comerme estas palabras, y así lo dejo escrito para tenerlo presente en un futuro).
Me considero escrupulosamente respetuoso con el espacio del otro y nunca intentaré invadirlo, por otro lado así me gustaría que fueran conmigo.

Aún así, y después de todo esto, se que todavía me queda mucho camino que recorrer, y que una pequeña piedra en el camino en ocasiones la veo como una montaña, y ejemplos tengo que me han pasado estos mismos días.
Pero eso vamos a madurarlo a ver como puedo trasladarlo por escrito.

P.D.  Creo que la redacción de este post es lamentable, pero es algo que sentía la necesidad de transmitir. Y al fin y al cabo, esto es para mi.  ;)